En este contexto, la popular serie Stranger Things no solo ha capturado la imaginación de millones desde su debut en 2016, sino que también ha acercado a la audiencia a conceptos que, aunque parezcan sacados de una dimensión paralela, tienen fundamentos en nuestra realidad.
Situada en el misterioso pueblo de Hawkins, Indiana, la serie narra el enfrentamiento de sus habitantes, incluida una joven con habilidades extraordinarias, Once, contra una entidad amenazante de otro mundo. Más allá del atractivo narrativo de Stranger Things, lo que muchos de los seguidores de la serie no saben es que la serie se inspira en eventos supuestamente reales y teorías que bordean la línea entre la ciencia y la especulación.
El monstruo trata de entrar una y otra vez a través de un portal interdimensional, algo que supuestamente logró Nikola Tesla en el experimento Filadelfia, durante la Segunda Guerra Mundial, tratando de hacer invisibles a los barcos de la armada americana. Portales como los que algunos afines a las teorías conspiratorias han especulado que ya ha logrado hacer el CERN, aunque este no es tema que nos ocupa hoy.
Hoy quiero hablar de uno de los personajes principales, Once, por el número de reclusa asignado en los experimentos llevados a cabo en ella y otros como ella, capaces de mover objetos con la mente, encontrar personas a distancia y otras cosas sorprendentes que podemos ver en la serie.
La adquisición de sus poderes está basada en el proyecto Montauk, un proyecto secreto en el que supuestamente el Gobierno de Estados Unidos experimentaba y entrenaba a personas con habilidades especiales.
Once está basada en una persona real que aseguraba ser capaz de dominar la telequinesis, Nina Kulagina.